Fragmentos

La verdadera locura quizá no sea otra cosa que la sabiduría misma que, cansada de descubrir la vergüenza del mundo, ha tomado la inteligente resolución de volverse loca.
(Enrique Heine)

El pasado es un inmenso pedregal que a muchos les gustaría recorrer como si de una autopista se tratara, mientras otros, pacientemente, van de piedra en piedra, y las levantan, porque necesitan saber qué hay debajo de ellas.
(José Saramago. El viaje del elefante.)

Tengo 47 años, ¿y sabes cómo me he matenido vivo tanto tiempo, todos estos años? Miedo... el espectáculo de actos terribles. Si alguien me roba, le corto las manos; si me insulta, le corto la lengua; si se rebela contra mí, clavo su cabeza en una estaca, y la pongo bien alta, para que puedan verla todos. Eso es lo que mantiene vivo el orden de las cosas: el miedo.
(Gans of New York)


"He visto un caracol, se deslizaba por el filo de una navaja, ese es mi sueño, más bien mi pesadilla, arrastrarme, deslizarme por todo el filo de una navaja de afeitar, y sobrevivir."
(Apocalypse Now)



"El crepúsculo de los dioses" de Billy Wilder.

El cine tal y como lo conocemos hoy es relativamente joven. Aún hay personas que lo descalifican ante su predecesor: el cine mudo. En éste el lenguaje corporal y la expresión facial era sumamente importante pues a través de ello debían transmitir las emociones al espectador.

Al contrario de las palabras, la música siempre gozó de un gran protagonismo. Las películas mudas iban acompañas de música en directo, además de pequeños títulos a modo de explicación o subtítulos de conversaciones importantes.

Fue allá por la década de los 20 cuando surgió la palabra en las salas de cine. "El cantor de jazz" , de Alan Crosland con su eslogan sacado del texto de la película “aún no has oido nada”, marcó el final de la era muda.
Fue entonces cuando decenas de buenísimos actores y actrices altamente estimados en el viejo cine, fueron relegados a un segundo plano por ser sus gestos y expresiones demasiado exagerados para las nuevas filmaciones.

A propósito de estas grandes estrellas sepultados por el sonido, Billy Wilder estrenó en el año 1950 su película "El crepúsculo de los dioses" donde Norma Desmond, una cotizada actriz del cine mudo, vive sumida en la ilusión de ser querida de nuevo por el público y hacerse un hueco en la pantalla. A su vez Joe Gillis, un guionista joven, mantiene una relación más allá de lo profesional con ella, pues Norma le proporciona todo el dinero que éste necesita.

Para todas aquellas personas que no la hayáis visto os la recomiendo encarecidamente, aunque solo sea por la mirada de Gloria Swanson (actriz que desempeña el papel de Norma Desmond), creo que es la mirada más reveladora e intensa que he visto hasta el momento en la gran pantalla.


"¡No necesitábamos diálogos. Teníamos expresión!"
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Hibris

1 comentarios:

Azhaag dijo...

Yo me quede un poco frio cuando, despues de ver decenas de cortos de Chaplin en los que este no decia ni Mu, salio en "El gran dictador" hablando... definitivamente, no era lo mismo.

Todo sea dicho, cuando se puso a hablar, joder, el discurso que hace al final en el papel del dictador es mitico.

Muy buena entrada, Laura...

Un beso.

Azhaag