Fragmentos

La verdadera locura quizá no sea otra cosa que la sabiduría misma que, cansada de descubrir la vergüenza del mundo, ha tomado la inteligente resolución de volverse loca.
(Enrique Heine)

El pasado es un inmenso pedregal que a muchos les gustaría recorrer como si de una autopista se tratara, mientras otros, pacientemente, van de piedra en piedra, y las levantan, porque necesitan saber qué hay debajo de ellas.
(José Saramago. El viaje del elefante.)

Tengo 47 años, ¿y sabes cómo me he matenido vivo tanto tiempo, todos estos años? Miedo... el espectáculo de actos terribles. Si alguien me roba, le corto las manos; si me insulta, le corto la lengua; si se rebela contra mí, clavo su cabeza en una estaca, y la pongo bien alta, para que puedan verla todos. Eso es lo que mantiene vivo el orden de las cosas: el miedo.
(Gans of New York)


"He visto un caracol, se deslizaba por el filo de una navaja, ese es mi sueño, más bien mi pesadilla, arrastrarme, deslizarme por todo el filo de una navaja de afeitar, y sobrevivir."
(Apocalypse Now)



Una tarde de domingo


Estaba sentada en una cafetería, que, por extraño que parezca, fui a elegir la que se encuentra en la mismísima Plaza Mayor.
Un domingo por la tarde, figúrense…
Lugar de encuentro entre grandes hombres y mujeres que, haciendo gala de sus mejores modales, pasean sonriendo sus suntuosos ropajes. Dolce&Gabbanna, Gucci, Lacoste, Lois, Máximo Dutti… grandes marcas de empresas muchimillonarias que se hacen ricas a costa de explotar a pobres trabajadoras y timar a tontos con el bolsillo lleno.

Pero volviendo a lo que me ocupa… estaba tranquilamente tomando mi refresco y disfrutando de un poco de aire fresco que venía de la calle de arriba (bendita calle…).
No leía ni escribía, ni tan siquiera pensaba. Sólo estaba allí. Comía lentamente las patatas que amablemente me trajo el camarero, un joven con buen porte y amplia sonrisa.

Correteaban entre las mesas los niños seguidos por la mirada protectora de sus padres. Estos últimos conversaban animadamente, era su día de descanso.
Se puede deducir, sin grandes esfuerzos, cómo en las casas de aquellas personas bajó considerablemente la cantidad de sombra de ojos, pintalabios, gomina y perfume. Desapareció del cajón la lencería más elegante.
¡Qué guapa se pone la gente los domingos…!

También los perros parecían más alegres, dos golden saltaban de aquí para allá destacando sus ladridos entre el bullicio de la gente.
Uno de aquellos niños, bonitos y conjuntados niños, de unos 6 años, teniendo unas ganas locas de orinar, no se le ocurre mejor idea que hacerlo allí mismo, para el deleite de todos sus espectadores, porqué no.
Pero no se escandalicen, tuvo el cuidado de hacerlo en una alcantarilla. Sus papis lo tenían bien educado.

Aish…esas vidas glamurosas…



Hibris

4 comentarios:

Bito dijo...

Al mear en una alcantarilla el muchacho simplemente quitó de en medio intermediarios. Muy listo.

Azhaag dijo...

Los niños estan exentos de la idiotez que hacemos gala los adultos... si tienes hambre, come, si tienes sed, bebe, y si tienes ganar de mear, joder, pues mea.

Muy bueno, Laura.
Estas son las entradas que a mi me encantan :D
Un beso, gallega.

Azhaag

sinnombre dijo...

Nótase que estabas algo más feliz que de costume, iso agrádame notablemente.

EnLaOscuridadDeLaNoche dijo...

Recuerdo cómo cuando era pequeña me vestían de punta en blanco los domingos (aunque no como esos que describes desde luego)...
Besos.