Fragmentos

La verdadera locura quizá no sea otra cosa que la sabiduría misma que, cansada de descubrir la vergüenza del mundo, ha tomado la inteligente resolución de volverse loca.
(Enrique Heine)

El pasado es un inmenso pedregal que a muchos les gustaría recorrer como si de una autopista se tratara, mientras otros, pacientemente, van de piedra en piedra, y las levantan, porque necesitan saber qué hay debajo de ellas.
(José Saramago. El viaje del elefante.)

Tengo 47 años, ¿y sabes cómo me he matenido vivo tanto tiempo, todos estos años? Miedo... el espectáculo de actos terribles. Si alguien me roba, le corto las manos; si me insulta, le corto la lengua; si se rebela contra mí, clavo su cabeza en una estaca, y la pongo bien alta, para que puedan verla todos. Eso es lo que mantiene vivo el orden de las cosas: el miedo.
(Gans of New York)


"He visto un caracol, se deslizaba por el filo de una navaja, ese es mi sueño, más bien mi pesadilla, arrastrarme, deslizarme por todo el filo de una navaja de afeitar, y sobrevivir."
(Apocalypse Now)



El puzzle de la vida.

Hay puzzles que encajan a la perfección desde el primer momento en que extiendes las piezas sobre la mesa; también es cierto que son éstos los más simplones, sin demasiado que enseñar y con poco que transmitir.
Pero para los más atrevidos existen esos otros que tienen miles de piezas, chiquititas todas ellas y con una tonalidad semejante. Es entonces cuando toca coger aire y con una sonrisa casi infantil ponerse en acción.
Y he aquí donde otros factores determinarán el futuro de las piezas que se encuentran a la espera en la oscuridad de la caja, quizá un aliciente que nada tenga que ver con el rompecabezas en sí. Un porqué, un estímulo. Ese algo que incite al sujeto, hasta al más impaciente, a situarse ante la mesa y destapar la caja precintada todavía para ponerse manos a la obra en construir su puzzle



En ocasiones, una palabra, sólo una, y el puzzle tomaría forma.


Si es que ya lo decía José Saramago
“Una palabra, cuando dicha, dura más que el sonido y los sonidos que la forman, se quedan por ahí, invisible e inaudible para poder guardar su propio secreto, como una especie de simiente oculta bajo tierra, que germina lejos de los ojos, hasta que de repente se abre la tierra y sale a la luz un tallo enrollado, una hoja arrugada que se va desplegando lentamente.”



Hibris.

1 comentarios:

Azhaag dijo...

Bonita reflexion, muy elegante.
Y el texto de Saramago muy bueno, y es que las palabras tienen eco y peso, y eso no lo engulle el silecio.

Un beso.

Azhaag