Fragmentos

La verdadera locura quizá no sea otra cosa que la sabiduría misma que, cansada de descubrir la vergüenza del mundo, ha tomado la inteligente resolución de volverse loca.
(Enrique Heine)

El pasado es un inmenso pedregal que a muchos les gustaría recorrer como si de una autopista se tratara, mientras otros, pacientemente, van de piedra en piedra, y las levantan, porque necesitan saber qué hay debajo de ellas.
(José Saramago. El viaje del elefante.)

Tengo 47 años, ¿y sabes cómo me he matenido vivo tanto tiempo, todos estos años? Miedo... el espectáculo de actos terribles. Si alguien me roba, le corto las manos; si me insulta, le corto la lengua; si se rebela contra mí, clavo su cabeza en una estaca, y la pongo bien alta, para que puedan verla todos. Eso es lo que mantiene vivo el orden de las cosas: el miedo.
(Gans of New York)


"He visto un caracol, se deslizaba por el filo de una navaja, ese es mi sueño, más bien mi pesadilla, arrastrarme, deslizarme por todo el filo de una navaja de afeitar, y sobrevivir."
(Apocalypse Now)



Los literatos chinos.

Aquí os dejo un intersante texto de Weber donde alude a la educación y a su valoración social:

Durante 12 siglos, en China, el rango social se ha determinado más de acuerdo con la calificación para el ejercicio de cargos públicos que según la riqueza. Esta calificación ha sido determinada, a su vez, por la educación y, sobre todo, por los exámenes (...). Los literatos fueron los depositarios del progreso hacia una administración racional y de toda la “intelectualidad”.

(...) En China los literatos han sido decididamente el estrato dominante durante más de dos mil años, y aún siguen siéndolo. Su dominio ha sido ininterrumpido; a menudo ha contado con una apasionada oposición; pero simplemente logró renovarse y expandirse. Según los Anales, en 1446, el emperador concedió por primera vez a los literatos, y sólo a éstos, el tratamiento de “su señoría”.

(...) Los literatos se remontan, al menos en lo esencial, a los descendientes, probablemente hijos menores, de familias feudales que adquirieron una educación literaria, sobre todo un conocimiento de la escritura y la literatura. El conocimiento de la escritura también estaba al alcance del plebeyo; aun cuando, si se tiene en cuenta el sistema de escritura china, a éste le hubiese resultado difícil llegar a dominarlo. Pero si ello sucedía, el plebeyo compartía el prestigio de cualquier otro erudito. Incluso durante el periodo feudal, el estrato de literatos no fue -hereditario ni exclusivo- otra diferencia con los brahmanes (...).

La relación de los literatos con el grupo ha cambiado de naturaleza (con el transcurso del tiempo). Durante el periodo de los estados feudales, las diversas cortes compitieron por los servicios de los literatos, los cuales iban en busca de oportunidades de poder y, no lo olvidemos, de las mejores oportunidades de ingresos posibles. Se formó todo un estrato de “sofistas” ambulantes (che-che), comparable a los caballeros y sabios andantes de la Edad Media occidental. También hubo literatos chinos que, en principio, no ocuparon ningún cargo. Estes estrato libre y móvil de literatos fue el depositario de las escuelas y antagonismos filosóficos, situación comparable a las que se dieron en la India, la Antigüedad helénica y la Edad Media con sus monjes y sabios. Sin embargo, los literatos, como tales, se consideraban integrados en un grupo de estatus unitarios. Se atribuían honores de estatus comunes y se sentían unidos como únicos depositarios de la homogénea cultura china.

Normalmente los literatos chinos deseaban ingresar al servicio de un príncipe por considerarlo tanto una fuente de ingresos como un campo normal de actividad. Confucio, y también Lao-tsé, fueron funcionarios antes de comenzar a vivir como maestros y escritores, sin relación ya con el cargo público. En efecto, esta orientación se fue mostrando cada vez más importante y exclusiva. En el Imperio unificado, los príncipes se vieron sin oportunidades de competir con los literatos. Éstos y sus discípulos empezaron a competir entonces por los cargos existentes, y este proceso no podía dejar de plasmarse en una doctrina ortodoxa unificada, adaptada a la situación. Esta doctrina sería el confucionista.

(...) Dos cosas fueron, por tanto, peculiares de la educación superior china. En primer lugar, ésta fue totalmente no militar y puramente literaria, como lo han sido todas las educaciones establecidas por sacerdotes. En segundo lugar, se llevó al extremo su carácter literario, esto es, su carácter escrito. En parte, ello parece haber sido consecuencia de la peculiaridad de la escritura china y del arte literaro de ésta derivado. Puesto que la escritura conservó su carácter pictórico y no fue racionalizada en una forma alfabética, como las creadas por los pueblos comerciantes del Mediterráneo, el producto literario iba dirigido a la vista y al oído a la vez, y esencialmente más a la primera (...).

Como grupo de estatus, los literatos gozaban de privilegios, incluso cuando sólo se habían examinado aunque no tenían empleo. Una vez reforzada su posición, los literatos recibían privilegio de estatus. Entre éstos, los más importantes fueorn: primero, exención de la sórdida munera, la corvée; segundo, exención del castigo corporal; tercero, prebendas (estipendios). Durante largo tiempo, se redujo mucho la importancia de este tercer privilegio, debido a la situación financiara del Estado. Los seng (bachilleres) seguían recibiendo estipendios de 1000 dólares al año bajo condición de someterse cada tres o seis años a los exámenes del Chu jen o Maestro.



(Del libro: Sociología de la Educación. Regina Jiménez-Ottalengo)

2 comentarios:

Miguel dijo...

Edúcate.

Azhaag dijo...

Un entrada genial, Laura.

Azhaag