Fragmentos

La verdadera locura quizá no sea otra cosa que la sabiduría misma que, cansada de descubrir la vergüenza del mundo, ha tomado la inteligente resolución de volverse loca.
(Enrique Heine)

El pasado es un inmenso pedregal que a muchos les gustaría recorrer como si de una autopista se tratara, mientras otros, pacientemente, van de piedra en piedra, y las levantan, porque necesitan saber qué hay debajo de ellas.
(José Saramago. El viaje del elefante.)

Tengo 47 años, ¿y sabes cómo me he matenido vivo tanto tiempo, todos estos años? Miedo... el espectáculo de actos terribles. Si alguien me roba, le corto las manos; si me insulta, le corto la lengua; si se rebela contra mí, clavo su cabeza en una estaca, y la pongo bien alta, para que puedan verla todos. Eso es lo que mantiene vivo el orden de las cosas: el miedo.
(Gans of New York)


"He visto un caracol, se deslizaba por el filo de una navaja, ese es mi sueño, más bien mi pesadilla, arrastrarme, deslizarme por todo el filo de una navaja de afeitar, y sobrevivir."
(Apocalypse Now)



¿Los genes nos determinan?

Parece ser que si. Diversas investigaciones realizadas en los últimos años a este respecto desvelan que los genes son responsables de determinados comportamientos que hasta ahora sólo se achacaba al ambiente en el que se sociabilizaba la persona. Nuestra genética nos condiciona mucho más allá de la piel morena, la estatura, o los ojos verdes. También elementos tan sutiles y etéreos como son nuestro carácter, nuestra forma de sentir o nuestra percepción acerca de nuestro estado de salud son condicionados por cada uno de los "segmentos" que conforman el ADN con el que todos nacemos.

¿Es, pues, nuestro carácter algo innato?
¿Viene nuestra manera de sentir predeterminada de antemano?

Un estudio realizado en EEUU señala que la herencia genética es responsable en un 33% de cómo nos sentimos físicamente a lo largo de nuestra vida (algo que nadie pone en duda), pero también en un 36% de nuestro estado emocional y mental durante toda nuestra existencia.

Metodología de estudio:

Para llevar a cabo el estudio se realizaron encuestas telefónicas a un total de 2.928 gemelos y mellizos de mediana edad y de clase media, todos ellos parejas de varones. Estudiar a los gemelos es, según los expertos, una garantía de acierto puesto que comparten no sólo la misma herencia genética, sino normalmente también el desarrollo en el mismo entorno.
Los investigadores compararon la información que recibieron de gemelos idénticos –que tienen la misma herencia genética porque provienen del mismo espermatozoide y del mismo óvulo- con la de los mellizos -que provienen de espermatozoides y óvulos distintos-, que sólo coinciden en la mitad de la información genética que heredan.
A todos les preguntaron acerca de su características y limitaciones físicas, sus dolores, su estado general de salud y su vitalidad, así como de sus habilidades sociales, sus limitaciones emocionales y su salud mental.

Los resultados de la encuesta señalan que hay una compleja constitución genética, y por lo tanto hereditaria, que condiciona la manera en que vivimos nuestros estados de salud, tanto mental como física. Los datos señalan que los genes influyen entre un 17% y un 33% en el desarrollo y permanencia de las características personales sobre las que se cuestionó a los participantes. Por el contrario, los factores medioambientales afectan sólo entre un 0% y un 12%.

Otra investigación realizada en la Universidad de Chicago (EEUU) reafirma este descrubrimiento. Este segundo estudio analizó a gemelos y mellizos descubriendo que, en el caso de los gemelos, el 50% tenían características de socialización similares, incurriendo ambos miembros de la pareja, en la mitad de los casos estudiados, en un estado de soledad o de aislamiento social similar. En el caso de los mellizos, esta coincidencia entre ambos hermanos se reducía a la mitad, al 25%.

En torno a esto se desarrolla una amplia polémica, que ya viene de lejos, entre conductistas, ambientalistas y demás teorías referentes a la psicología del desarrollo y la evolución. Hasta qué punto el medio en el que nos desarrollamos interfiere en nuestra personalidad, y hasta qué punto nuestra genética limita o determina nuestro horizonte.

1 comentarios:

Azhaag dijo...

Un tema espinoso, que sin embargo, me encanta palpar a menudo, ya que es de lo mas interesante. Los porcentajes obtenidos son significativos pero no tajantes por completo. A mi modo de ver, el uso de gemelos o mellizos como cobayas es un acierto solo a nivel genetico, pues si entramos a analizar el ambiente en el cual ambos se han criado, que en teoria es el mismo, nos encontramos con que a todas luces, uno de los individuos habra recibido mas atencion por parte de la madre, el padre, el primo o quien sea, dejandole una carencia al otro. Es decir, que dos individuos "identicos" criandose en un mismo lugar no indica que ambos interactuen y reaccionen de igual forma a dicho ambiente. Sin duda estos cientificos creeran en el celebre dictum, del cual yo hago en parte tambien cierta apologia, "A mi nada me sucedio, yo sucedi...", dandole todo el protagonismo de nuestro moldeado final a la genetica, la cual se ha manchado las manos con el barro fresco que venimos a ser cuando somos niños. Pero sigo pensando que el ambiente, y la digestion por parte del individuo de este, confeccionan una persona muy por encima de los porcentajes innatos que han dicho descubrir.

Un gran entrada, Laura.
Un beso.

Azhaag