La figura más representativa de la medicina árabe fue Avicena (980-1037 aprox), llamado "el príncipe de los médicos". Este hombre tenía ya desde temprana edad una gran ambición: saber. Leía y leía todo lo que caía en sus manos. Se sabía de memoria el Corán y devoraba libros de medicina, astronomía, física, filosofía, matemáticas etc. Cuando curó al emir Nuh ibn Mansur de una intoxicación por plomo, pidió como recompensa que le dieran autorización para entrar en la biblioteca real y continuar allí su periplo por los vastos templos del conocimiento. Llegó a conseguir una gran fama y a ser venerado en toda Persia.
Ha dejado, además, un amplio legado de todos sus estudios, sobre todo en medicina. En sus escritos Avicena hizo frecuentes alusiones a la histeria, la epilepsia, las reacciones maníacas y la melancolía. El siguiente caso muestra su enfoque particular del tratamiento de un joven príncipe que padecía un trastorno mental:
"Un cierto príncipe... sufría de melancolía y tenía la ilusión de creerse una vaca...; mugía como ese animal y causaba molestias a todo el mundo, gritando: "Mátenme y así se podrá hacer un buen guiso de carne"; por último, dejó de comer totalmente... Se convenció a Avicena de que tomara ese caso... En primer lugar, le envió una carta al paciente dándole la buena nueva de que el carnicero se dirigía hacia él para matarlo, a lo cual... el enfermo se alegró. Poco tiempo después, Avicena, sosteniendo un cuchillo en la mano, entró en la habitación diciendo: "¿Dónde está la vaca para que la mate?" y éste mugió para indicar dónde se encontraba. A la orden de Avicena, fue tendido en el suelo, atado de pies y manos; entonces Avicena le palpó todo el cuerpo y dijo: "Está demasiado flaco y todavía no está listo para el matadero; debe engordar". Así, le ofrecieron una comida conveniente de la cual participó con gusto el enfermo; y poco a poco recuperó su fuerza, se libró de la ilusión y se curó del todo."
Lamentablemente, la mayoría de los médicos coetáneos de Avicena tenían un enfoque de la enfermedad mental muy diferente.
Ha dejado, además, un amplio legado de todos sus estudios, sobre todo en medicina. En sus escritos Avicena hizo frecuentes alusiones a la histeria, la epilepsia, las reacciones maníacas y la melancolía. El siguiente caso muestra su enfoque particular del tratamiento de un joven príncipe que padecía un trastorno mental:
"Un cierto príncipe... sufría de melancolía y tenía la ilusión de creerse una vaca...; mugía como ese animal y causaba molestias a todo el mundo, gritando: "Mátenme y así se podrá hacer un buen guiso de carne"; por último, dejó de comer totalmente... Se convenció a Avicena de que tomara ese caso... En primer lugar, le envió una carta al paciente dándole la buena nueva de que el carnicero se dirigía hacia él para matarlo, a lo cual... el enfermo se alegró. Poco tiempo después, Avicena, sosteniendo un cuchillo en la mano, entró en la habitación diciendo: "¿Dónde está la vaca para que la mate?" y éste mugió para indicar dónde se encontraba. A la orden de Avicena, fue tendido en el suelo, atado de pies y manos; entonces Avicena le palpó todo el cuerpo y dijo: "Está demasiado flaco y todavía no está listo para el matadero; debe engordar". Así, le ofrecieron una comida conveniente de la cual participó con gusto el enfermo; y poco a poco recuperó su fuerza, se libró de la ilusión y se curó del todo."
Lamentablemente, la mayoría de los médicos coetáneos de Avicena tenían un enfoque de la enfermedad mental muy diferente.
3 comentarios:
Os habeis fijado que todos los borrachos y locos tienen algo de inteligentes?Un saludo.Gcc
Nunca he escuchado a un borracho decir nada inteligente, y suelo tener borrachos donde elegir para escucharlos... en cuanto a lo de los locos, piensa que el comun denominador dentro de la humanidad es la persona que por unica inquietud tiene la de mirarse el ombligo dia tras dia, por lo que en cuanto sale alguien que observa las estrellas y habla de planetas y constelaciones, que se hace preguntas, que indaga, que se aparta de esa unica preocupacion que tiene el resto de los mortales, es considerado un loco por sus coetaneos, pero nada mas lejos de la realidad... los locos, aquellos que mugen como una vaca, tampoco tienen nada inteligente que decirnos...
Un hombre interesante este Avicena; pero no creo que alimentar la locura del paciente cimentando su creencia de que es una vaca sea algo muy acertado.
Un beso...
Azhaag
Sin duda un enfoque muy creativo...
Besos.
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