Fragmentos

La verdadera locura quizá no sea otra cosa que la sabiduría misma que, cansada de descubrir la vergüenza del mundo, ha tomado la inteligente resolución de volverse loca.
(Enrique Heine)

El pasado es un inmenso pedregal que a muchos les gustaría recorrer como si de una autopista se tratara, mientras otros, pacientemente, van de piedra en piedra, y las levantan, porque necesitan saber qué hay debajo de ellas.
(José Saramago. El viaje del elefante.)

Tengo 47 años, ¿y sabes cómo me he matenido vivo tanto tiempo, todos estos años? Miedo... el espectáculo de actos terribles. Si alguien me roba, le corto las manos; si me insulta, le corto la lengua; si se rebela contra mí, clavo su cabeza en una estaca, y la pongo bien alta, para que puedan verla todos. Eso es lo que mantiene vivo el orden de las cosas: el miedo.
(Gans of New York)


"He visto un caracol, se deslizaba por el filo de una navaja, ese es mi sueño, más bien mi pesadilla, arrastrarme, deslizarme por todo el filo de una navaja de afeitar, y sobrevivir."
(Apocalypse Now)



Efecto dominó.



Cuando una cosa se complica el efecto dominó se encarna en tu vida. Todo son obstáculos, problemas. Una ficha empuja a otra hacia un precipicio sin fin. Blanco y negro. Curvas. Subidas y bajadas. Un complot de fuerzas en tu entorno. No tienes salida posible.

-“Agáchate, trata de pasar por debajo” –dice una voz-

-“Lo que debes hacer es elevarte y saltar por encima de todo ello” –dice otra-

Y tu ahí, aparentemente impertérrita.

-“¿Va conmigo la cosa?” –preguntas- “No entiendo nada…”

En tu interior se gesta una guerra a campo abierto. Sale la artillería y los ejércitos se preparan para el inminente bombardeo.

¡¡Corre!!

…pero la lucha va por dentro…



Hibris.

Mitología clásica griega.


ORFEO Y EURÍDICE

Cuentan las leyendas que, en la época en que dioses y seres fabulosos poblaban la tierra, vivía en Grecia un joven llamado Orfeo, que solía entonar hermosísimos cantos acompañado por su lira. Su música era tan hermosa que, cuando sonaba, las fieras del bosque se acercaban a lamerle los pies y hasta las turbulentas aguas de los ríos se desviaban de su cauce para poder escuchar aquellos sones maravillosos.

Un día en que Orfeo se encontraba en el corazón del bosque tañendo su lira, descubrió entre las ramas de un lejano arbusto a una joven ninfa que, medio oculta, escuchaba embelesada. Orfeo dejó a un lado su lira y se acercó a contemplar a aquel ser cuya hermosura y discreción no eran igualadas por ningún otro.

- Hermosa ninfa de los bosques –dijo Orfeo-, si mi música es de tu agrado, abandona tu escondite y acércate a escuchar lo que mi humilde lira tiene que decirte.

La joven ninfa, llamada Eurídice, dudó unos segundos, pero finalmente se acercó a Orfeo y se sentó junto a él. Entonces Orfeo compuso para ella la más bella canción de amor que se había oído nunca en aquellos bosques. Y pocos días después se celebraban en aquel mismo lugar las bodas entre Orfeo y Eurídice.

La felicidad y el amor llenaron los días de la joven pareja. Pero los hados, que todo lo truecan, vinieron a cruzarse en su camino. Y una mañana en que Eurídice paseaba por un verde prado, una serpiente vino a morder el delicado talón de la ninfa depositando en él la semilla de la muerte. Así fue como Eurídice murió apenas unos meses después de haber celebrado sus bodas.
Al enterarse de la muerte de su amada, Orfeo cayó presa de la desesperación. Lleno de dolor decidió descender a las profundidades infernales para suplicar que permitieran a Eurídice volver a la vida.

Aunque el camino a los infiernos era largo y estaba lleno de dificultades, Orfeo consiguió llegar hasta el borde de la laguna Estigia, cuyas aguas separan el reino de la luz del reino de las tinieblas. Allí entonó un canto tan triste y tan melodioso que conmovió al mismísimo Carón, el barquero encargado de transportar las almas de los difuntos hasta la otra orilla de la laguna.
Orfeo atravesó en la barca de Carón las aguas que ningún ser vivo puede cruzar. Y una vez en el reino de las tinieblas, se presentó ante Plutón, dios de las profundidades infernales y, acompañado de su lira, pronunció estas palabras:

- ¡Oh, señor de las tinieblas! Héme aquí, en vuestros dominios, para suplicaros que resucitéis a mi esposa Eurídice y me permitáis llevarla conmigo. Yo os prometo que cuando nuestra vida termine, volveremos para siempre a este lugar.

La música y las palabras de Orfeo eran tan conmovedoras que consiguieron paralizar las penas de los castigados a sufrir eternamente. Y lograron también ablandar el corazón de Plutón, quien, por un instante, sintió que sus ojos se le humedecían.

- Joven Orfeo –dijo Plutón-, hasta aquí habían llegado noticias de la excelencia de tu música; pero nunca hasta tu llegada se habían escuchado en este lugar sones tan turbadores como los que se desprenden de tu lira. Por eso, te concedo el don que solicitas, aunque con una condición.

- ¡Oh, poderoso Plutón! –exclamó Orfeo-. Haré cualquier cosa que me pidáis con tal de recuperar a mi amadísima esposa.

- Pues bien –continuó Plutón-, tu adorada Eurídice seguirá tus pasos hasta que hayáis abandonado el reino de las tinieblas. Sólo entonces podrás mirarla. Si intentas verla antes de atravesar la laguna Estigia, la perderás para siempre.

- Así se hará –aseguró el músico.

Y Orfeo inició el camino de vuelta hacia el mundo de la luz. Durante largo tiempo Orfeo caminó por sombríos senderos y oscuros caminos habitados por la penumbra. En sus oídos retumbaba el silencio. Ni el más leve ruido delataba la proximidad de su amada. Y en su cabeza resonaban las palabras de Plutón: “Si intentas verla antes de atravesar la laguna de Estigia, la perderás para siempre”.

Por fin, Orfeo divisó la laguna. Allí estaba Carón con su barca y, al otro lado, la vida y la felicidad en compañía de Eurídice. ¿O acaso Eurídice no estaba allí y sólo se trataba de un sueño?. Orfeo dudó por un momento y, lleno de impaciencia, giró la cabeza para comprobar si Eurídice le seguía. Y en ese mismo momento vio como su amada se convertía en una columna de humo que él trató inútilmente de apresar entre sus brazos mientras gritaba preso de la desesperación:

- Eurídice, Eurídice...

Orfeo lloró y suplicó perdón a los dioses por su falta de confianza, pero sólo el silencio respondió a sus súplicas. Y, según cuentan las leyendas, Orfeo, triste y lleno de dolor, se retiró a un monte donde pasó el resto de su vida sin más compañía que su lira y las fieras que se acercaban a escuchar los melancólicos cantos compuestos en recuerdo de su amada.

Pena de muerte.

A partir del reciente asesinato en la horca del político, militar y dictador Sadam Hussein, vuelve a saltar a la palestra el tema candente de la pena de muerte. Hasta qué punto la maldad y las aberraciones cometidas por una persona hacia sus semejantes puede acarrearle semejante condena.

En el diccionario de la Real Academia Española, la palabra "asesino" es definida como: adj; que asesina; ofensivo, hostil, dañino. La diferenciación en el término acerca de quién desempeña semejante acto no está recogida. Esto quiere decir que la horca o la silla eléctrica son utensilios utilizados por sus verdugos para sus asesinatos.

Lo macabro de toda la cuestión es que la importancia que muchas personas les otorgan al hecho de que un vídeo prohibido (vergonzoso le llamaría yo) ande en circulación, eclipsa lo verdaderamente espeluznante que es el mero hecho de que dicho vídeo sea real.

Terminaré diciendo una frase muy significativa que leí no hace mucho en un diario:
"Mucha fibra óptica y mucho cable submarino, pero a la hora de la verdad siempre echan mano de la soga"



Hibris.

La Muerte.

Ni diez personas iban a los últimos recitales del poeta español Blas de Otero. Pero cuando Blas de Otero murió, muchos miles de personas acudieron al homenaje fúnebre que se le hizo en una plaza de toros de Madrid. Él no se enteró.


(Eduardo Galeano: El libro de los abrazos)

H2O2

H2O2 es la fórmula del agua; Química, la ciencia de los elementos, y Alquimia, la que añade sentimientos en busca del oro. Pretender que brille alguien que es mate por naturaleza a veces duele. El carbono puede ser grafito o un diamante, con presión y tiempo, si se libra de impurezas. Un diamante es inerte si no le da vida la luz que refleja, el pulso que lo sostiene y la mirada que lo contempla. Un trozo de grafito puede ser un humilde lápiz, pero conseguir el brillo fugaz o la eternidad del diamante si escribe la palabra justa que aliente o si traza la línea clave de una obra maestra. Pocos conocen los quilates de un diamante famoso y la geometría de su talla, escasos pueden contemplarlo y muy pocos, poseerlo. Pero muchos pueden reproducir un poema, emocionarse ante la palabra o un trazo, e infinitos son los seres con derecho a la alquimia del lápiz. Existe una fórmula mágica con leyes propias, moldeable, rebelde, efímera, persistente, siempre paciente. Capaz de dibujar y tallar. Tan buena que se adapta a su dueño, tan viva que es capaz de contener vida, tan suya que arriesga vidas. Puede dejarte frío, calarte hondo y ser voluble y etérea. Transparente y vibrante, su brillo se debe a la luz que la bañe. Hasta ahora pura química, dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno, la molécula del agua, pero... Añade emoción y tendrás una lágrima, la piedra preciosa de la alquimia del H2O2.

Yanet P.R.

Poema de la despedida.

Te digo adiós y acaso te quiero todavía.
No sé si he de olvidarte, pero te digo adiós.
No sé si me quisiste... No sé si te quería...
O tal vez nos quisimos demasiado los dos.

Este cariño triste y apasionado y loco
me lo sembré en el alma para quererte a ti.
No sé si te amé mucho... no sé si te amé poco,
pero si sé que nunca volveré a amar así.

Me queda tu sonrisa dormida en tu recuerdo
y el corazón me dice que no te olvidaré;
pero al quedarme solo, sabiendo que te pierdo,
tal vez empiezo a amarte como jamás te amé.

Te digo adiós y acaso con esta despedida
mi más hermoso sueño muere dentro de mí...
Pero te digo adiós para toda la vida,
aunque toda la vida siga pensando en ti.


José Ángel Buesa.

Noche fría.



Altas horas de la madrugada. El gélido aire que inunda el ambiente mantiene a la gente en sus casas, buscando calor bajo el cobijo de las mantas.

Raya el silencio alguna sirena lejana o el agudo ladrido de un perro que grita a la luna sus lamentos incompresibles.


No muy lejos de éste oasis hay algún lugar donde los proyectiles harán estallar la furia de sus mandatarios contra una ciudad mortecina, atestada de inmundicia y falta de humanidad. Se escucharán llantos ahogados bajo un escaso cacho de tela raída y podrán captarse susurros de chillidos agonizantes.


Todos sabemos de qué lugar hablo.


Que tenga un plácido sueño, quien pueda.
Hibris.

--Espérame--


Konstantin Simonov escribió este poema en 1941, inmediatamente después del comienzo de la guerra, cuando tuvo que dejar a su gran amor, la actriz Valentina Serova. Fue un gran héroe a ojos del Ejército Rojo. La canción y el poema, con su idea central de que sólo el amor de una novia o esposa fiel podía mantener vivo a un soldado, fueron sacralizados por muchos soldados del Ejército Rojo, que guardaban una copia manuscrita en su bolsillo como un talismán.


ESPÉRAME


Espérame y volveré,
Espera, espera.
Aunque las lluvias amarillas
Infundan tristeza, espera.
Espera aunque la nieve caiga y vuelva a caer,
Espera aunque el calor te sofoque,
Espera aunque otros
Olvidados de ayer
No esperen.
Aunque no llegen cartas
Del frente distante, espera.
Espera aunque todos los que esperaban
Se hayan cansado de esperar.

.
Espérame y volveré,
No hagas caso
De quienes insisten
En que es hora de olvidar.
Que madre e hijo crean
Que ya no existo,
Que los amigos se cansen de esperar,
Que se sienten junto al fuego,
Que beban vino amargo
A la salud de mí alma...
Espera. Y no te precipites
A beber con ellos.

.
Espérame y volveré,
A pesar de todas las muertes,
El que no me esperaba
Que diga: Tuvo suerte.
Aquellos que no supieron esperar, no podrán
Comprender

.
Que en medio del fuego
Tú fuíste quien me salvó
Esperándome.
Cómo salí con vida
Sólo tú y yo lo sabremos,
Simplemente porque tú supiste esperar
Como nadie en el mundo.

Silogismos.

He recibido en mi correo un mail muy ingenioso. Aqui os lo dejo:

Silogismo 1

A quien madruga Dios le ayuda ...
Quien madruga, duerme en la tarde ...
Quien duerme en la tarde, no duerme en la noche ...
Quien no duerme en la noche, sale de juerga !!!
Conclusión : Dios ayuda a los que salen de juerga !!!

Silogismo 2

Dios es amor.
El amor es ciego.
Steve Wonder es ciego.
Conclusión : Steve Wonder es Dios.

Silogismo 3

Me dijeron que Yo soy nadie.
Nadie es perfecto.
Luego, yo soy perfecto.
Pero, solo Dios es perfecto.
Por lo tanto, Yo soy Dios.
Si Steve Wonder es Dios
Yo soy Steve Wonder !!!
Mierda !!! Soy ciego !!!

Silogismo 4

Imagínate un pedazo de queso suízo, de aquellos bien llenos de a gujeros.
Cuanto más queso, más agujeros.
Cada agujero ocupa el lugar que en el que habría queso. Asi, cuanto más agujeros, menos queso.
Cuanto más queso, más agujeros
Cuanto más agujeros menos queso.
Conclusión : Cuanto más queso menos queso.

Infierno alimenticio.



Los famosos certámenes de belleza, los escaparates, los productos milagros para "cuidar tu línea" y ser una "chica diez"...
Todo esto conduce a cientos de personas hacia un pozo oscuro del que salir se convierte en un auténtico infierno. Para la persona que lo sufren y su entorno más cercano.

El estereotipo de hombre y, sobretodo, de mujer perfecta es el modelo a seguir de muchas personas, especialmente jóvenes, que buscan una perfección inexistente. Normalmente se trata de gente con autoestima baja, que a partir de ese peligroso camino tratan de conseguir una aproximación a ese canon de belleza tan enraizado en la sociedad actual.

El número de afectados del sexo masculino va en aumento, pero aun así es la mujer la que sigue llevando la delantera con diferencia. Es en ella en la que recae el lastre de la moda. Y es ahí donde está el problema: Qué modas seguir, quién las marca.

Es increíble ver cómo se marchita una persona por seguir una dieta tan estricta para perder peso, dejando incluso de comer.
Parece...irreal: Una película de ciencia ficción en la que unos extraterrestres usurpan la mente de los humanos haciéndoles tener una ideas totalmente equivocadas sin que ellos se den cuenta de esa tremenda y abominable manipulación.

Cuáles son las raíces de éste problema: ¿Educación? ¿Medios de comunicación? ¿Moda? ¿De todo un poco? Me inclino hacia la último.

Sólo añadir una cosa más: No siempre fue la mujer delgada el estereotipo a seguir. ...No hay nada como una mujer con unas buenas caderas y unas buenas piernas. ¡¡Vivan las curvas!!
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Hibris.

Mafalda.

Bernard Shaw.

“Miguel de Unamuno, en "El Sentido trágico de la vida", señala que el egoísmo es el punto arquimédico del equilibrio moral, pues se nos ordenó que amásenos a los demás como a nosotros mismos, no a nosotros mismos como a los demás.
Concluye Unamuno que el problema estriba en que no nos amamos a nosotros mismos bien. Ya antes, el Zaratustra de Nietzsche recogía esta misma lección: “¡Amad siempre a vuestros prójimos igual que a vosotros, pero sed primero de aquéllos que a sí mismos se aman, que aman con el gran amor, que aman con el gran desprecio”.
Sólo quien se ama convenientemente a sí mismo sabrá cómo amar a los demás y, sobre todo, por qué amarles. Lo cual para Nietzsche NO equivale a dar a los otros exactamente lo mismo que yo quisiera recibir o a tratarlos idénticamente a como me gustaría que me tratasen. Nietzsche suscribiría, sin duda, el dictamen antikantiano de Bernard Shaw: “No trates a los demás tal como tú mismo quieres ser tratado; el gusto de ellos puede ser diferente al tuyo".