Recuerdo a un profesor de literatura que me impartió clases en el instituto, un loco amante de los libros. Nos decía a menudo, tras recitarnos con su voz grave y profunda un poema, que siempre deberíamos comenzar el día leyendo unos versos.
Este soneto, que leí hace unas horas de casualidad, me ha traído a la memoria su pelo blanco y su pasión por los versos que inundaban el aula cuando nos leía, consiguiendo, por espacio de unos minutos, que el silencio abrazara suavemente sus palabras.
Aquí os lo dejo:
Este soneto, que leí hace unas horas de casualidad, me ha traído a la memoria su pelo blanco y su pasión por los versos que inundaban el aula cuando nos leía, consiguiendo, por espacio de unos minutos, que el silencio abrazara suavemente sus palabras.
Aquí os lo dejo:
Soneto de la dulce queja
Tengo miedo a perder la maravilla
de tus ojos de estatua, y el acento
que de noche me pone en la mejilla
la solitaria rosa de tu aliento.
Tengo pena de ser en esta orilla
tronco sin ramas; y lo que más siento
es no tener la flor, pulpa o arcilla,
para el gusano de mi sufrimiento.
Si tú eres el tesoro oculto mío,
si eres mi cruz y mi dolor mojado,
si soy el perro de tu señorío,
no me dejes perder lo que he ganado
y decora las aguas de tu río
con hojas de mi otoño enajenado.
Federico García Lorca
de tus ojos de estatua, y el acento
que de noche me pone en la mejilla
la solitaria rosa de tu aliento.
Tengo pena de ser en esta orilla
tronco sin ramas; y lo que más siento
es no tener la flor, pulpa o arcilla,
para el gusano de mi sufrimiento.
Si tú eres el tesoro oculto mío,
si eres mi cruz y mi dolor mojado,
si soy el perro de tu señorío,
no me dejes perder lo que he ganado
y decora las aguas de tu río
con hojas de mi otoño enajenado.
Federico García Lorca
1 comentarios:
Nunca me termino de gustar Lorca, que diga esto un granadino tiene tela, pero asi es... no obstante es bien bonito el poema.
Un beso.
Azhaag
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