Hasta el fin de sus días Perseo vivió en la creencia de que era un héroe porque había matado a la Gorgona, aquella mujer terrible cuya mirada, si se cruzaba con la de un mortal, convertía a éste en una estatua de piedra. Pobre tonto. Lo que ocurrió fue que Medusa, en cuanto lo vio de lejos, se enamoró de él. Nunca le había ocurrido antes. Todos los que, atraídos por su belleza, se habían acercado y la habían mirado a los ojos, quedaron petrificados. Pero ahora Medusa, enamorada a su vez, decidió salvar a Perseo de la petrificación. Lo quería vivo, ardiente y frágil, aun al precio de no poder mirarlo. Bajó, pues, los párpados. Funesto error de esta Gorgona de ojos cerrados: Perseo se aproximará y le cortará la cabeza.
Marco Denevi- El nunca correspondido amor de los fuertes por los débiles.
5 comentarios:
El amor, entonces, es capaz de llegar a matar en ocasiones.
Él no estaba enamorado. Es algo inconcebible matar a tu amor, vamos, desde mi punto de vista; sin embargo, morir por él, sí que es justificable. Aunque, la cuestión es sobrevivir los dos.
El no, ella si... y le costo la vida.
Un saludo.
Azhaag
me encanta la mitología...esto me recuerda que hace tiempo que quiero comprarme un libro sobre este tema...
estupendo post!!
El amor le hizo bajar la mirada...mal comienzo, vaticina un trágico final.
Hibris
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